Hablar de San Miguel es sinónimo de carnaval, tierra de garroberos y su rica historia llena de costumbres inspiró a cientos de personas entre ellos Francisco Palaviccini quién le compuso una canción para el festejo laico más importante de la ciudad.
Pero San Miguel no se originó donde todos conocemos actualmente, el origen de esta vital ciudad del engranaje salvadoreño fue en lo que hoy en día es el Cantón Las Marías en Usulután, ahí nació la Villa San Miguel de la Frontera, fundada por Luis de Moscoso y probablemente el 8 de mayo de 1530 fue su instauración, esto debido a la festividad del Arcangel San Miguel y el año, se considera por archivos históricos encontrados.
Debido a un voraz incendio la villa fue obligada a mover su enclave hacía el actual asentamiento, la Iglesia San Francisco data de el periodo colonial estimado en 1700-1740, siendo este el edificio más antiguo del entonces poblado y que aún se mantiene alzado.
El primer cabildo en la época colonial fue destruido por los propios ciudadanos en una revuelta que culminó con la muerte del entonces alcalde y la quema del edificio. Posteriormente se construyó la actual alcaldía en la época
Y fue ahí, entre lo que hoy conocemos como Ex-Cine Gavidia e Iglesia San Francisco donde San Miguel tuvo su primer Centro Histórico, siendo este un punto de referencia para todos los pobladores en donde también tenían a su disposición los el Portal Prunera y Curi, los cuales sirvieron en su momento como oficinas y restaurantes, joyas históricas y culturales que aún hoy en día podemos disfrutar.
San Miguel también fue llamada “La Ciudad de los mesones”, esto por la gran cantidad de casas comunitarias en las que vivían y convivían familias enteras, habiendo en su momento mesones con más de cien cuartos utilizables, estos esparcidos entre los barrios La Cruz, La Merced, Concepción, El Calvario, San Felipe y San Francisco.
San Miguel posee una historia increíble y entre sus calles se alzan monumentos curtidos con memorias que han marcado el diario vivir de los migueleños, el Parque Rosales, que lleva el nombre de un distinguido educacionista el Doctor Antonio Rosales, dicho monumento esta ubicado a inmediaciones de lo que fuera en su momento la Estación del Ferrocarril, que llegó con un retraso de 30 años a San Miguel luego de haber arribado a El Salvador, construido en 1920 ante la necesidad de un sitio que diera la bienvenida a los viajeros del ferrocarril. El Obelisco es otro monumento que marcó historia, se erigió en conmemoración al cuarto centenario de fundación de la cuidad migueleña.
Otro de los monumentos históricos construidos bajo el apadrinamiento de los fondos de la Junta de Fomento fue el Teatro Nacional de San Miguel, el primer teatro de El Salvador y actualmente el más abandonado de los cuatros teatros del país, una joya arquitectónica descuidada y golpeada por los años.
El edificio más valioso con el que cuenta San Miguel es la Catedral de la Virgen de la Paz, el tesoro cultural más grande de la ciudad; su edificación fue impulsada por el Capitan Gerardo Barrios y tardó 100 años en construirse, los materiales fueron importados desde diferentes puntos del mundo las tejas desde Bélgica y las campanas de Alemania, los vitrales que representan figuras bíblicas proceden de México y el altar principal hecho de mármol, ahí reposa la imagen de Nuestra Señora de la Paz.
San Miguel es más que carnaval, San Miguel es un yacimiento rico en historia y cultura que con el tiempo ha ido perdiendo su brillo pero que se mantiene dormido, como un gigante que espera pacientemente para que sus monumentos históricos renazcan y recobren el viso con el que fueron ideados.
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