Con mucha seguridad y confianza puedo decir que al momento de mencionar a la ciudad de Santa Rosa de Lima, los primeros pensamientos que invaden la cabeza son los chicharrones de tocino, el oro de la mina de San Sebastian, la mercadería panameña reinante en las distribuidoras de la capital del comercio o el Municipal Limeño, equipo de fútbol representativo de la tercer ciudad más poblada del departamento de La Unión.
Santa Rosa de Lima data desde mediados del siglo XVI y ha sufrido la evolución, pasando desde ser una ranchería, hacienda, pueblo y hasta convertirse en la ciudad que hoy en día es.
Su nombre en honor a Santa Rosa de Lima, patrona del Perú y fue nombrada así por Manuel Díaz, un adinerado ciudadano peruano que se asentó en la que en ese momento era una ranchería, hasta la fecha se mantiene el nombre.
La influencia comercial que posee la ciudad llega hasta la zona norte de la hermana república de Honduras y atrae el turismo comercial desde diversos puntos del país, empresarios han trabajado arduamente para convertir a Santa Rosa de Lima en un foco comercial de gran importancia en la zona oriental del país.
En el pasado, Santa Rosa de Lima fue un objetivo deseado por las empresas de minería y explotaron por años las minas del cerro de San Sebastian, extrayendo desde sus entrañas grandes cantidades de oro. Actualmente, lugareños se introducen en las vísceras de la montaña para intentar encontrar metal precioso que valga lo suficiente para aguantar la presión dentro de la tierra o los fuertes olores de los químicos utilizados.
La gastronomía también es uno de los fuertes en la ciudad, los derivados del cerdo y las vacas son la carta de presentación de los ganaderos; chicharrones, chanfaina, queso, crema, quesillo y demás, la producción en Santa Rosa de Lima no se detiene en ningún mes del año y sus puntos de referencia históricos han sido; El Monumento de la Madre y el Mercado Municipal.
Además de riqueza cultural gastronómica, histórica y comercial, Santa Rosa de Lima también cuenta con diversos monumentos históricos que poseen memorias cronológicas dignas de ser redactadas por las mejores plumas e interpretadas por los maestres más icónicos que ha parido esa tierra, Danilo Martínez, Lourdes Ferrurino o Erick Flores serían personajes que encajarían perfectamente.
Hablar de una ciudad tan rica como Santa Rosa de Lima en una publicación sería imposible, en cada barrio hay historias por contar, en cada cantón hay relatos por escuchar, en cada esquina se encuentran testimonios deseosos de ser escuchados, en cada banca del parque un chisme por contar y cada persona, cada mundo con afán de ser atendido.