
La guerra civil en El Salvador afectó a todos los estratos sociales, el más pobre perdió desde su paz, su casa hasta llegar a las gallinas que tenía en el patio y los más acaudalados, aquellos que ponían sus intereses en juego perdieron dinero, propiedades y la seguridad, paradójicamente ambos estratos ganaron algo en común; miedo.
Santa Rosa de Lima siempre ha sido un foco comercial, en donde se pueden encontrar diversos tipos de productos y negocios para iniciar, hacer crecer o explotar un mercado, debido a sus múltiples opciones para generar ingresos. Su proximidad a la frontera de Honduras es un valor agregado que pocas ciudades comerciales se dan el lujo de tener.
Lo anteriormente expuesto fue causa suficiente para que durante la guerra civil esta ciudad fuese un punto estratégico para ambos bandos beligerantes; El Gobierno de El Salvador y las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
La FAES mantenía una base en las entrañas de la ciudad limeña, el popular cuartel, mientras que la guerrilla mantenía campamentos en las montañas que rodean la ciudad, las Minas de San Sebastian para ser específicos.
“Y así, llegamos a Santa Rosa de Lima. Las calles del pueblito estaban en silencio, todo aquello desolado. Frente a la comandancia local, en el porche, varios cadáveres en fila. En una esquina nos tropezamos con otros cuatro cadáveres de compañeros. En medio de aquel silencio, subimos por un camino que llevaba a Las Minas”. Extracto de Las Mil y Una Historias de Radio Venceremos.
Santa Rosa de Lima fue testigo de numerosas batallas, pero la mencionada en el libro hace referencia a la que la FAES logró infiltrar la inteligencia insurgente y desbarató la planificación montada, a pesar de esto el las fuerzas del Frente Farabundo Martí lograron atrincherar a los soldados en el cuartel, pero decidieron retroceder ante el aumento de bajas.
El FMLN también planeó el incendio del Mercado Municipal de Santa Rosa de Lima, pero según relata Teresa Reyes, dicho cometido no se realizó debido a que la madre del encargado de la misión tenía un puesto en el que vendía horchata al interior del recinto y ella rogó por que no lo hiciera, ante tal insubordinación Will Álvarez fue escarmentado a vivir sus días de guerrillero sin armamento, hasta el día de hoy, la familia de Will Álvarez no sabe donde yacen sus restos.
La ciudad del comercio esta empapada de historias de guerra, historias que muchos desean no recordar pero que se mantienen siempre presente en la mente de quienes vivieron esos días y ruegan por que sus descendientes no repitan.
Comentarios
Publicar un comentario